Pensar. Sentir. Pensar en sen(ti)r.

Siempre he sido un amante del pensar, de pegarme los minutos y las horas pensando sin descansar.

Aunque más aun lo soy del sentir, que es lo que realmente te hace vivir.

 

Por eso mismo me gusta recordar todo lo que vivimos, lo feliz que me hacía tenerte junto a mi. Podría llevarme horas y horas pensando en ello. Tengo recuerdos de sobra. Pero inconscientemente prefiero martirizarme e imaginar todo lo que no seguimos haciendo. Darme cuenta de cómo todo volvía a ser tal y como cuando nos conocimos. Mirar tus ojos cerrados mientras duermes, ahora desde una distancia algo más alejada; porque sí, hacia trampas, lo admito, pero no sabes cuanto me encantaba comprobar con mi ojo derecho entreabierto, aunque fuera tan solo medio segundo,  que tenías los ojos cerrados mientras me besabas. Esos besos que eran mucho más que besos. Besos que conectaban almas. Hasta que llegaba tu pelo… Ese pelo tan amado por su belleza, pero tan odiado por su automática intromisión en cualquier muestra de afecto que teníamos.

Admirar tus suaves labios, anteriormente para besarlos sin duda alguna, y poder disfrutar ese leve sabor a chicle de menta con leves toques de tabaco (el cual te había observado detenidamente fumar, apreciando lo sexy que te hace, más aun si cabe); ahora para posteriormente elevar la mirada hacia tus hermosos ojos marrones, y sonreirte al darme cuenta de que me has pillado mirándote, esa sonrisa que esconde tanto detrás.

 

Una y mil situaciones más, que disfruto recordando y añoro imaginando. De lo único de lo que estoy seguro es de que jamás voy a descuidarte ni perderte, y de que te voy a disfrutar hasta mi último aliento. Vales demasiado.

Solo espero estar a la altura.

7 comentarios en “Pensar. Sentir. Pensar en sen(ti)r.

Deja un comentario