Un banco rodeado de cristales rotos.
Botellas llenas de sueños, reventadas en el suelo.
Un banco, dos almas, y un poco de magia.
La ciudad se detiene, observa expectante.
Semáforos en rojo.
Domingo, y las tiendas cerradas.
Llega la escena final, y las farolas despiertan.
Ella solo quería volar, dejar de llorar, empezar a soñar.
Despegar sus suelas del suelo.
Llevarse a su casa un cachito de cielo.
Lo que no sabe, es que su casa es el propio cielo.
Que odiosos demonios recortaron sus alas para siempre tenerla a su lado.
Pero que tiene alas.
Y vaya alas.
Llamadme asesino, pero la empujé al vacío.
¿De qué va todo esto, si no de volar todo cuanto podamos?
¿De verdad te vas a conformar con lo que hay aquí abajo?
A continuación os dejo este mismo texto, pero recitado por un humilde servidor, os aseguro que gana mucho así.
https://www.instagram.com/p/Bdh1kmAgY8h/?hl=es&taken-by=manusc12
Precioso texto, manusc, pero espero que todo se haya quedado en una alegoría…
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Así es, es todo una simple alegoría, no has de preocuparte por ello, aún no me he desecho de nadie jajaja
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La lectura es un puntazo. Por cierto, no sabía que eras un humilde servidor, te había supuesto «servidora» por la sensibilidad.
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Muchas gracias, como de costumbre. Y sí, mi género es masculino, pero bueno, en esto de las letras puede que sea lo menos relevante.
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¡Y te diría que en casi todo!
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Bonitos versos y tenías razón, gana mucho leído por el propio autor.
Un saludo, Manu
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¡Muchas gracias Lidia!
Un abrazo.
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